Menorca
[NAVEGACIÓN]
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S
iempre que arribo a Menorca
zarandeado por la tramontana
tengo por costumbre hacer
una parada en Ciutadella, desayu-
nar unas ensaimadas y hacer acopio
de lo más sabroso de Menorca: sus
quesos, la sobrasada y, cómo no, el
Gin Xoriguer, la ginebra menorqui-
na que tan bien adereza mis tónicas.
Acto seguido pongo rumbo a doblar
el Cap d’Artrutx con el objetivo de
largar cadena y dormitar un poco,
que el cuerpo, revuelto de la trave-
sía, lo demanda. En cuanto estás al
sur y las olas te abandonan te cambia
la cara: te vuelve el color y surge de
nuevo esa sonrisa de oreja a oreja que
no te abandonará durante el resto de
la singladura. Porque, amigos míos,
la costa sur de Menorca es, en ge-
neral, todo lo amable y hospitalaria
que puedas desear. Peligros, pocos,
apenas un par de bajos (el peligrosí-
simo de Na Cap de Porc frente a Xo-
riguer, y el más previsible, el Baix
d’en Caragol, balizado). Y paraísos
COSTA SUR
6 fondeaderos donde retirarse de por vida
—de arena blanca y turquesas líqui-
das— a puñados. Aquí está la calma
y la belleza que anhelabas: semanas
de placer intenso, de encuentros
con la naturaleza virgen. Valga esta
media docena —de huevos de oro—
como anticipo de las joyas que te vas
a encontrar. Pero que sepas que he
obviado la mayoría de los clasicazos
que todos conocemos (Turqueta, Mi-
tjana, Macarella, Galdana…). Y si te
saben a poco, ya te diré dónde en-
contrar el resto. Estate atento.
Cala Parejals
1
C
uando llegues y te veas sobre esa inmensa man-
cha de arena blanca, levitando entre las aguas
turquesas, te apuesto una ronda que te sentirás
como en el cielo. Y ahora escucha: zambúllete y ve
nadando hasta la orilla. Busca esa playa caprichosa
que vive dentro de la cueva… ¿Y ahora qué? ¿Quién
paga la ronda? Solo le afectan los vientos del sur y se
sondan desde seis metros.