[PRUEBA VELA]
Solaris 50
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las escotillas enrasadas y nada que
estorbe el paso, ni siquiera el carril
del foque autovirante, que queda
igualmente enrasado. Es una bañera
diseñada para moverse por ella sin
encontrar obstáculos, ni en el plan
ni en medio, y para que se pueda
pasar con absoluta facilidad de so-
tavento a barlovento.
Desde la rueda, uno puede con-
trolar absolutamente toda la ma-
niobra desde los dos winches que se
encuentran frente a cada uno de los
pedestales. Hasta ellos llegan, or-
denadamente y escamoteados bajo
las brazolas, todas líneas. También
la de escota de mayor, que se llevaba
a estos winches reenviándola desde
una polea doble anclada a un robus-
to cáncamo en el centro del plan
por el interior de la botavara hacia
proa y después de vuelta hasta ellos.
Es decisión de cada patrón y de cada
momento decidir qué cabo se lleva
a qué winche, ya que ambos pueden
usarse para todo. De hecho, el asti-
llero no ofrece opción para un carro
de escota de mayor, lo que deja bien
clara la voluntad del diseñador de
preservar la estética limpia de la cu-
bierta y también el acierto del asti-
llero al dirigir esta unidad hacia un
destinatario muy concreto: el pro-
pietario que navegará generalmente
con poca tripulación.
Quizá por eso las bancadas de la
bañera, a diferencia de otros cruce-
ros que ponen el acento en el con-
fort hasta el punto de subordinar a
él otros aspectos, no destaquen es-
pecialmente por su comodidad. Es
ciertamente la de un crucero, con
una excelente y estilizada mesa de
doble ala sobre soporte de inox, pe-
ro no es menos cierto que cuando
uno coge la rueda de esta unidad
en lo último que piensa es en dejar-
la para estirarse en un banco. Y es
que las sensaciones que proporciona
el gobierno del Solaris 50 son alta-
mente adictivas.
En crucero se agradece disponer
de espacio para el auxiliar, por lo
que otro punto a destacar es el gran
garaje de popa, cerrado por el espe-
jo, que permite albergar en él una
embarcación de 2,40 metros, pero,
más que eso, lo interesante es que
puede botarse sin necesidad de gi-
rarlo. Un argumento más a su favor.
LUJO SIN ALARDE
El estilo y la calidad que se observa
en cubierta se repite en el interior.
Es lujoso sin ostentación, racional,
nada recargado y acogedor, de for-
3.
Interior amplio
y luminoso con
acabados cuidados
y carpintería de
excelente factura.
La elegancia hecha
discreción.
4.
La distribución
del volumen es
racional y los
pasos anchos, lo
que proporciona
sensación de
desahogo.
4
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