Turquía
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nas en las que visitamos un bien
conservado teatro, y una pequeña
e insólita playa de arena blanca. A
escasas millas al sur, la bahía de
Degirmen Buku (Puerto Inglés),
esconde unas calas rodeadas de pi-
nares que llegan al mar y un par
de restaurantes con un pequeño
embarcadero. Yedi Adalari (Siete
Islas), ofrece una decena de prote-
gidos fondeos de aguas calmas y as-
pecto lacustre. Ya en la costa norte
de la península de Datça —que se-
para el Golfo de Kékova del de Hi-
sanoru— encontramos varias calas
en las que no hay nada más que ha-
cer que contemplar la gama infinita
de verdes y azules de una naturaleza
en estado puro.
Al final de la península de Datça
y una vez doblado el faro se en-
cuentran las ruinas de la antigua
ciudad caria de Knidos, construida
en honor a la diosa Afrodita, donde
podemos visitar los restos de los dos
puertos y su bien conservado anfi-
3.
Nadando entre las
ruinas de antiguas
civilizaciones.
4.
A lo largo del
recorrido son
innumerables las
playas de aguas
cristalinas.
5.
El día a día
en navegación
transcurre en un
ambiente de relax.
teatro con los restos de las columnas
de mármol blanco.
A unas 20 millas hacia el este, la
ciudad de Datça se ha convertido en
el punto de recalada de navegantes.
Se disfruta de una animada vida
nocturna y hay varios restaurantes a
tocar del mar donde se puede degus-
tar la apreciada cocina turca, basada
en productos mediterráneos con al-
gunos toques orientales; sus casas
blancas literalmente forradas de bu-
ganvillas dan un aspecto especial a
esta ciudad. En lo más profundo del
golfo de Hisanoru está la tranquila
bahía de Keçi Buku, de extraordi-
naria belleza natural y protegida del
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La comida a bordo
U
no de los placeres a bordo que no deja indiferente a
nadie es la excelente cocina turca. Los turcos mues-
tran su gastronomía como una de las grandes virtudes del
país y no es para menos. Mezcla de cocina oriental y me-
diterránea, da como resultado una insólita combinación
elaborada a base de productos frescos: verduras, hortali-
zas, pescado, carnes —principalmente cordero o pollo—, derivados lácticos
y su excepcional aceite de oliva virgen. Todas las comidas van acompañadas
por sus
mezeles
(tapas) y fruta del tiempo como postre para finalizar con
cualquier tipo de su elaborada repostería, en especial el delicioso pastel de
hojaldre con miel, pistachos o nueces llamado
baklava.
Turquía es uno los
pocos rincones del Mediterráneo donde los tomates aún saben a tomate, las
sandías o
karpuzi
son especialmente dulces, y las avellanas y los pistachos
superan su condición de fruto seco y se convierten en una delicia de gourmet.
La gastronomía
es uno de los
aspectos más
cuidados a bordo.
La costa de Turquía es uno de los destinos estrella del turismo
náutico del Mediterráneo.
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