[A BORDO]
Maybe
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H
ay quien argumenta que, en realidad,
Maybe
sería el segundo mayor yate pri-
vado que se haya construido en España
ya que el astillero Freire botó en 2011 el
73 metros
Pegaso
. Pero
Pegaso
era de hecho un buque
de investigación oceanográfica — ciertamente priva-
do pero no típicamente de recreo— que se hizo por
encargo de Alejandro Burillo Azcárraga, sobrino del
fundador de Televisa, Emilio Azcárraga. Bien es cierto
que, tras ser vendido se modificó para adaptarlo a las
necesidades de un yate típicamente de recreo y hoy
es presuntamente propiedad de un jeque árabe que lo
destina a chárter, rebautizado como
Naia.
Disquisiciones históricas aparte,
Maybe
es un mega-
yate de 59 metros de eslora y tres cubiertas, con auto-
nomía suficiente para cruzar el océano Pacífico, dise-
ñado inicialmente por el gabinete de Íñigo Echenique,
Acubens Naval Architects bajo el nombre de proyecto
FNM59. Pero el actual
Maybe
posee una larga historia
que culminó en el astillero de Vigo Rodman Metal-
1.
En el salón
de la cubierta
principal
dominan los
tonos claros,
en contraste
con la madera
de los
mamparos.
2.
El salón de
la cubierta
superior
habilita
dos zonas
de sofás a
las bandas
y mesa de
juegos.
3.
El cálido
comedor
formal está
presidido por
una mesa
de madera
para diez
comensales.
ships & Docks en agosto de este año. Pudimos com-
probar personalmente, durante nuestra visita a bordo
de la mano de Alberto Iglesias, director general del
astillero, la plenamente satisfactoria conversión de un
casco de acero y una superestructura de aluminio a
medio completar en un megayate de recreo que cum-
ple no solo con los más elevados estándares de calidad
desde el punto de vista de la construcción, la ingenie-
ría y los sistemas, sino con los del diseño de interiores.
Si de lo primero hay que felicitar al equipo técnico
de Rodman Metalships, de lo segundo el mérito es de
Toni Colom y del gabinete de diseño barcelonés Mar-
celo Penna Yacht Design.
En realidad, el yate inició su construcción en 2007,
cuando el empresario Fernando Fernández Tapias en-
cargó el
Nufer II
a la Factoría Naval Marín, entregando
su previo 40 metros
Nufer I
como parte del pago. Por
diversos avatares, el barco no se finalizó y en 2010 se
rescindió el contrato. Digamos, para contextualizar
la historia que nos ocupa, que el
Nufer I
fue poste-
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