Solaris 58
[PRUEBA VELA]
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1.
El Solaris 58
llama la atención
por su estampa
de perfil bajo y
su excepcional
bañera.
2.
El espejo
de popa, al
abatirse deja al
descubierto el
garaje y permite
su uso como
plataforma de
baño.
L
a carena creada por Javier Soto
Acebal para el Solaris 58, con ro-
da invertida, una generosa manga
de cinco metros, secciones de popa
amplias con ligera arista y una bañera abier-
ta, ancha y capaz, es ya toda una declaración
de intenciones. Si nos fijamos después en la
cubierta, totalmente plana y despejada, con
las escotillas enrasadas y el acastillaje y to-
da la cabullería de maniobra —incluida la
de palo—escamoteada bajo la teca, sin piano
de mordazas ni winches a los lados del tam-
bucho, el objetivo del diseño cobra todo su
sentido: se ha buscado, por encima de todo,
la limpieza de formas para crear una cubierta
plana y totalmente libre de obstáculos.
El resultado es un crucero de formas afi-
nadas y armónicas, con un perfil de caseta
extremadamente bajo que no repercute sin
embargo en detrimento de la altura interior.
Acorde con la idea general del diseño, tanto
los lados del tambucho como la bañera tam-
bién están libre de cabos y obstáculos: esco-
tas, drizas, cabos de rizo… Todo corre oculto
bajo las brazolas hasta los únicos cuatro win-
ches situados frente a las ruedas de los timo-
nes, desde donde se controla todo. Ni siquie-
ra la escota de mayor es un obstáculo para la
circulación, ya que no hay carro sino que va
anclada a un cáncamo central, una opción que
no placerá a los más puristas tratándose de un
barco con vocación de velocidad. En pocos ve-
leros se hace tan evidente el objetivo del di-
señador de crear un velero en el que la dispo-
sición de la maniobra no malogre la armonía
del conjunto. Un objetivo, hay que destacar-
lo, perfectamente logrado.
Vídeo Solaris 58
(Solaris Yachts)
Con esta unidad de 17,40 metros de eslora el
astillero italiano Solaris se sitúa entre las mejores
referencias europeas en veleros de crucero
rápido personalizados de entre 50 y 80 pies.
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©
Carlo Borlenghi
©
Carlo Borlenghi
Germán de Soler