[OPINIÓN]
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esde el año 2008 se viene
observando una acusada
disminución de las ventas
de embarcaciones (año de comien-
zo de la crisis financiero-económi-
ca) pasando de más de 14.000 em-
barcaciones vendidas y registradas
en el registro marítimo español a
menos de 4.000 embarcaciones en
el año 2013 y que supuso el punto
de inflexión.
Pese a dicha evolución negati-
va de venta de barcos, cada año se
ha ido observando un ligero incre-
mento de las licencias federativas
náuticas de toda índole (buceo, vela
deportiva, surf, windsurf, etc.).
A título de ejemplo, en el año
2014 se emitieron 184.861 licen-
cias federativas que tienen relación
con la náutica (incluidas las licen-
cias de pesca recreativa) así como
49.970 títulos náuticos (desde el
Patrón de Navegación Básica hasta
el Capitán de Yate).
Ello supone que 230.000 perso-
nas aproximadamente han tenido
intención o interés por acceder al
mar en cualquiera de sus opciones
(vela, surf, buceo, pesca etc.).
Es evidente que ello nos debe ge-
nerar ciertas dudas pues parece no
ser muy coherente que el aumento
de licencias y titulaciones náuticas
vaya acompañado de un descenso
acumulado de ventas. La respuesta,
sin lugar a dudas, la tenemos en la
evolución del consumidor náutico.
Quiero traer a colación un estu-
dio realizado por nuestra homóloga
en Francia (Federation Industries
Nautiques, FIN) que consta de tres
partes. Por un lado estudia la figura
del consumidor, por otro la evolu-
ción de los mercados y en último
lugar a la oferta. La cuestión para
los primeros es cómo se consume
hoy el producto náutico y cómo el
consumidor percibe la oferta. Res-
pecto a los mercados, se constata en
el informe que muchos de ellos se
han visto decepcionados de manera
destacada sobre las soluciones que
han ido poniendo en marcha.
La oferta percibe la existencia de
un gran potencial para la consecu-
ción de nuevos clientes a los que se
debe adaptar.
En cualquier caso, y vuelvo a la
esencia del artículo, la cuestión fun-
damental es por qué el incremento
de permisos de navegación no se
traslada a un incremento de las ven-
tas de barcos nuevos. Y la razón la
encontramos en un cambio de perfil
del consumidor/navegante.
En líneas generales, antes se tra-
taba de una persona de cierto poder
adquisitivo, curtida, de edad avan-
zada, experimentado, fiel y propie-
tario de barco.
El perfil actual es de un consumi-
dor menos experimentado, menos
fiel, joven, exigente, informado a
través de internet y de clase media.
Cada vez más se constata un con-
sumidor no propietario porque per-
cibe costes altos ligados a la adqui-
sición de una embarcación, costes
temporales de espera de plaza de
amarre en puerto y, además, no con-
sidera fiable el mercado de ocasión.
Su idea consiste en que es mejor
utilizar que poseer el producto.
Esto implica pasar de la economía
de la propiedad a una economía de
uso. Pues recordemos que el placer
no pasa necesariamente por poseer
un barco.
En Francia, tal y como menciona
el informe, el 50% de los consumi-
dores compra por internet y el 60%
utiliza servicios de consumo cola-
borativo en detrimento de la pro-
piedad. Sin embargo, la oferta del
mercado náutico francesa se sigue
basando en la venta.
En cambio, en Estados Unidos
se ha descubierto que se ha evolu-
cionado de forma más consolidada
hacia el uso (compra del servicio
en lugar de compra de producto).
Se han implementado los llamados
Boat Club, un concepto en su mo-
mento innovador en el sector. Para
pertenecer a estos clubs se solicitan
5.500 dólares como entrada, y des-
pués se satisface una cuota de socio
de carácter mensual y/o anual. El
derecho del socio consiste en poder
navegar con una embarcación du-
rante varios días al año y en múlti-
ples puertos de la costa americana.
Se trata de una cadena, el con-
cepto de club genera un marke-
Carlos Sanlorenzo
El nuevo aficionado a la náutica de recreo opta
cada vez más por los servicios de alquiler.
Carlos Sanlorenzo.
¿Hacia dónde evoluciona el
consumidor de náutica?
Opinión