Náutica y Yates 26 - page 158

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[CRUCERO PRÁCTICO]
Texto e ilustración de Isidro Martí.
en tanto en la prensa no especializa-
da, tras un accidente marítimo, que
el patrón o capitán no estaban en el
puente en el momento del siniestro,
y lo que es todavía mucho peor —
para el cronista que no se ha docu-
mentado previamente— que dicho
patrón estaba… ¡durmiendo en su
camarote! Claro, ¿qué se esperaban?
¿que el capitán es un ser dotado de
cualidades sobrehumanas que le
permiten no dormir, no descansar y
E
l patrón del barco es el res-
ponsable del mismo. Después
de muchos años de formar a
patrones y capitanes, he constatado
que son muchos los que piensan que
el título de patrón te permite, a la
vez que te obliga, a llevar el barco.
Es decir, como el carnet de conducir,
que el que lo tiene es el que conduce
el coche. Parece una tontería, pero
el título de patrón no tiene que ver
nada con el del carnet de conducir.
En un barco el timón o la rueda lo
puede llevar cualquiera, mientras
que el Patrón es el responsable.
Es bastante común leer de tanto
permanecer 24 horas al día durante
muchos días agarrado al timón?
Suena absurdo, pero les aseguro
que son bastantes los artículos o no-
ticias que ni siquiera han sospesado
otra alternativa que no fuera que el
patrón estuviera desarrollando sus
labores sin descanso. Por supuesto
no me refiero al caso del Concordia
que precisamente no fue así: en el
tristemente famoso Concordia, el
capitán estaba en el puente. Pero
parece ser que no ejercía de capitán,
para su posterior desgracia.
Bien, volvamos a nuestro asunto.
El patrón es el responsable. No es
el que “conduce” el barco. Precisa-
mente es el que decide quién va a
llevar el timón, cómo se harán las
guardias para que la tripulación —
incluido él mismo— pueda descan-
sar durante una larga navegación.
Porque, aunque parezca inaudito
para muchos, el patrón ha de des-
cansar, dormir, incuso comer y
cumplir otras obligaciones vitales
que creo que no es necesario que
describa con más detalle. Es huma-
no. No es infalible. Puede cometer
errores. Incluso los comete de tanto
en tanto.
Por eso, ser un buen patrón no es
tener un título, no es ser el propie-
tario del barco, tampoco es ser el
que mejor lleva la caña. Incluso no
es necesario que sea el más guapo.
Ser un buen patrón es saber organi-
zar una tripulación, poder trabajar
en equipo, valorar las cualidades de
cada uno, distribuir los trabajos y
las responsabilidades con lógica y
sentido común.
Ya sé lo que estás pensando, que-
rido lector: entonces, ¿cómo se elige
al patrón? Ante lo que no me queda
más remedio que responderte: ¡ah!,
si fuera tan fácil…
Pero vamos a intentarlo. Primero
hemos de definir dos grupos, cruce-
ro y regata.
En los barcos de crucero casi
siempre el patrón es el armador.
El propietario del barco ejerce
Un buen patrón debe saber organizar una
tripulación y distribuir responsabilidades.
Patrones
Ahora sí, después de hablar de los armadores en el
artículo anterior, hoy toca referirnos a los patrones,
o mejor dicho, al patrón.
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