Revista Náutica&Yates 36 - page 185

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[CRUCERO PRÁCTICO]
Las regatas de
crucero, aún sin
la exigencia de la
alta competición,
demandan
preparación y
tiempo para
entrenar y probar
el equipo y las
maniobras.
LOS MATERIALES
Íntimamente unido al punto ante-
rior, el diseño se ha de apoyar en
una alta tecnología de materiales,
para conseguir la máxima resisten-
cia con el mínimo peso: ¿se acuer-
dan de aquel Copa América que se
partió literalmente en dos por el
efecto del palo en el centro y los
estays cazados al máximo? Los in-
genieros habían llegado al límite.
Kévlar, espectra y fibra de carbono
son ya normales en el mundo de las
regatas, incluso de las costeras de
fin de semana. Por algo los chale-
cos antibalas y los cascos militares
son de este material. Recuerdo per-
fectamente cuando drizas, brazas e
incluso escotas de grandes veleros
eran metálicas. Los cables deshila-
chados –sargentos, si no recuerdo
mal–, hacían sus estropicios en
nuestras sufridas manos de tripu-
lantes. A un joven regatista actual
esto le debe sonar a chino. Quizás
nadie se acuerda, pero hasta me-
diados de los ochenta, los Copa
América eran de… ¡aluminio!, sí,
aluminio, y los innovadores neoze-
landeses se presentaron en Austra-
lia con su "Plastico Fantástico", de-
safiando a la tradición y al sistema.
No ganaron, pero hicieron mucho
daño a sus rivales y revolucionaron
la construcción naval de la época.
A medio camino entre diseño y
materiales se encuentran las actua-
les velas de molde, de una sola pie-
za, sin paños. Un avispado ingenie-
ro español está vendiendo por un
tubo —y nunca mejor dicho— un
pegamento ideal para reparar velas.
Adiós a la máquina de coser.
LA ELECTRÓNICA
Ángulo de viento, anemómetro,
navegación por satélite, cartas
electrónicas, programas de curvas
polares, de optimización en base
a la meteorología. Como no se ha-
yan calibrado bien mucho antes de
la regata y existan varias personas
a bordo capaces de programarlos,
leerlo y darle la información correc-
ta al patrón, servirán de bien poco.
LOS ENTRENAMIENTOS
Podemos llevar muy buenos trima-
dores y cañas a bordo, pero se tiene
que haber probado todo antes, pun-
tos de colocación de los carros, ten-
sión de driza, barbers, con diferentes
velas, condiciones de viento y mar.
Por algo los sindicatos que quieren
ganar una alta competición cons-
truyen dos unidades, para confron-
tarlas, para exprimir al máximo los
datos y las pruebas. Sí, ya sé que los
entrenamientos son en el agua, pero
es en tierra donde se confrontan da-
tos, donde se decide cambiar el las-
tre de la quilla, cambiar el ángulo de
ataque de los foils. Y vuelta al agua
para comprobar los resultados.
EL LIDERAZGO
Todo lo anterior tiene que estar
organizado por un navegante expe-
rimentado, capaz de crear equipo,
de liderar, pero a la vez saber dar
protagonismo al que realmente lo
merece, colocar a cada uno en su
sitio, nunca mejor dicho. Uno de
los mejores ejemplos es el del na-
vegante Peter Blake. Después de
ganar la Vuelta al Mundo pasó a li-
derar el sindicato neozelandés de la
Copa América. A pesar de no ser su
especialidad —la regata corta y el
En el deporte de la vela de crucero la edad es
importante pero no inmisericorde.
match race— consiguió la victoria
porque supo organizar la mejor tri-
pulación con el mejor caña, que por
supuesto, no era él. Pero les voy a
contar una curiosidad: Peter Blake
iba a bordo, en un puesto técni-
camente menor, pero su presencia
daba seguridad, orden y confianza
a la tripulación. El sistema les fun-
cionó, tanto es así que su sucesor,
Grant Dalton, aplica el mismo sis-
tema, no lleva la táctica ni la caña,
pero es habitual verlo a bordo en
plena regata. En la última edición
no he podido verlo en detalle, pero
hasta la anterior era así. Grant ya
tiene una edad, pero seguro que se
pasa muchas horas en el gimnasio
para mantenerse en forma.
Este liderazgo está en la línea de
salida, pero se ha iniciado muchos
años antes, adquiriendo experien-
cia, decidiendo el equipo de dise-
ño, apostando por la innovación
de materiales, seleccionando a la
tripulación, dando confianza y
oportunidad a brillantísimos pero
jóvenes regatistas. Es difícil llegar
a la élite, pero todavía lo es más
mantenerse en ella.
Una regata es una empresa, un
proyecto de vida, y lo más maravi-
lloso del deporte de la vela de cru-
cero es que la edad es importante
pero no inmisericorde, a diferencia
de otros deportes de élite.
La línea de llegada del navegante
oceánico está muy cerca en el mar
pero muy lejos en el tiempo, como
todo sabio sabe. ¿O no es así?
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