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Revisando el aparejo
[crucero práctico]
palo cuando no trabaje es una buena
práctica.
Oxidación y corrosión
La corrosión es el enemigo de todas
las partes metálicas del barco, pero en
el aluminio puede ser un amigo. La
capa blanca que se forma sobre el alu-
minio al oxidarse tiende a protegerlo
de más corrosión. Una superficie cu-
bierta de óxido no es un problema in-
mediato grave, pero nos avisa de que
el anodinado ya no está por lo que
tendremos que sanear o consultar con
un técnico.
La corrosión con perforaciones o
inicio de las mismas ya es otro pro-
blema. Si la corrosión ha afectado la
superficie de tal manera que ya se
produce una pérdida clara de espesor,
la resistencia del palo estará afectada.
Es importante revisar el pie de
palo, o en la zona de la fogonadura
para detectar posible corrosión. Son
zonas donde se puede producir, por
lo que es recomendable desarbolar
para revisarlo de una manera meticu-
losa. Otro detector de posible corro-
sión es el agujero sobre el que se ha
atornillado un herraje de acero inoxi-
dable. Podemos sacar algún herraje
que no trabaje y comprobar la rosca
del mismo. Si sale rebajada o daña-
da detectaremos la corrosión. Existen
inhibidores de corrosión especiales
para colocar en los tornillos de ace-
ro inoxidable. Consultaremos con un
profesional si somos nosotros los que
realizamos el montaje.
Comprobaciones a pie de palo
Comprobaremos que no existan
grietas en la superficie que soporta
el pie de palo, si está apoyado sobre
cubierta. En caso de haberlas podría
existir un problema en el puntal, el
mamparo o el bao. El pie de palo nor-
malmente se apoya sobre un disco de
madera o fibra laminada para repartir
el esfuerzo. Con un punzón compro-
baremos su estado para ver que no se
haya podrido. Nos aseguraremos que
los drenajes a pie de palo están libres y
limpios. El agua acumulada en el in-
terior del palo es muy dañina de cara
a la corrosión. El palo nunca debería
estar directamente apoyado sobre la
quilla. Debe hacerlo sobre un plan re-
forzado para transmitir el esfuerzo al
casco y para mantener el pie de mástil
alejado del agua de la sentina.
Comprobaremos que el palo esté
atornillado a la carlinga y ésta sobre
su base. Si el palo atraviesa la cubier-
ta, nos cercionaremos de que la fo-
gonadura es estanca, con un sistema
eficaz que evite la entrada de agua.
Aprovecharemos para comprobar que
está bien alineado y sujeto correcta-
mente.
El tope del palo
Realizaremos una inspección visual
de los herrajes y anclajes. En caso de
que esté desarbolado, intentaremos
desmontar el tope para realizar una
inspección interior. Puede ser que los
tornillos estén clavados al palo por lo
que esta operación es aconsejable que
la haga un profesional. Comprobare-
mos que las poleas giran sin dificul-
tad. También comprobaremos que
las poleas de las drizas no tengan un
excesivo juego lateral que podría pro-
vocar que la driza se cabalgue sobre
las mismas y se salga de su recorrido.
Unas arandelas colocadas al respecto
pueden resolver este problema.
Revisaremos los pasadores de los
tensores y los agujeros de las pleti-
nas, para apreciar si se han ovalado
o doblado. Nos aseguraremos que
las drizas de cabo presentan un buen
aspecto, con sus fundas sin roturas o
erosiones. Si son de cable reemplaza-
remos las que estén deshilachadas o
muestren torsiones defectuosas. Tam-
bién miraremos que no se produzcan
grietas en los anclajes de inoxidable
de los obenques en la perilla.
Obenques
Realizaremos la prueba del algodón:
pasaremos un pedazo de algodón por
los obenques y estays para comprobar
que ningún cable está roto. En caso
de que así sea, una sola rotura ya im-
plicará la sustitución de ese estay u
obenque.
Terminales de jarcia
Comprobaremos la simetría del ter-
minal, en caso de estar curvado lo
tendremos que sustituir. En los ter-
minales bajos es posible que se haya
introducido agua en el cabezal, pro-
duciendo oxidación patente, lo que
nos hará desconfiar de los mismos. Si
apreciamos grietas en los tubos de los
terminales, aunque sean pequeñas,
también los sustituiremos.
Conclusiones
La mayoría de los casos explicados se
aprecian visualmente. Pero para ver-
los hay que fijarse, y muchos de ellos
están muy altos o escondidos.
Sólo subiremos al palo con ayuda, guindola,
doble driza y nudos bien hechos o grilletes.
El estado de los
cadenotes es una
fiel fotografía
de cómo
encontraremos el
resto de la jarcia.
Verticalidad,
simetría y
abolladuras
en la zona de
las crucetas
es lo primero
que debemos
comprobar.
La zona de la
fogonadura es
una de las más
delicadas por
lo que hace a
filtraciones y
movimiento.