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[crucero práctico]
Errores frecuentes
Texto e ilustraciones
de Isidro Martí.
M
isterio. Verano tras vera-
no, mi amigo Carlos, ve-
terano patrón curtido en
mil chárters, transportes y experiencias
varias, me repite cansinamente los de-
sastres que le han acaecido en sus di-
versos oficios veraniegos. Cansado de lo
repetitivo de sus batallitas, le propuse
tomarnos un gin tonic y recopilar las
catástrofes, errores y dramas varios que
ha vivido durante la temporada.
Fallos demasiado comunes que cometen
no pocos navegantes, y no necesariamente
solo los neófitos, que ponen en el punto de
mira tanto la formación recibida como las
mínimas normas de cortesía
entre navegantes.
1.
Dejar suficiente
cabo y cadena y
tener en cuenta
el borneo: dos
normas que
a menudo se
olvidan.
Garrear en el fondeo
Es el más común. El personal fondea
como le da la gana, donde le apetece y a
despecho de cualquier vecino cuidadoso.
Da igual que el tenedero no sea de fango,
ellos sueltan el hierro donde les parece.
¿La sonda? No la miran para nada, pues
filarán la mínima cantidad de cadena
que les parezca. Cuanto menos, mejor.
No guardarán un debido espacio de
respeto para el borneo porque, sencilla-
mente, desconocen lo que es. En cuanto
el ancla se apoye en el fondo, dejarán de
largar cadena, para saltar alegremente al
auxiliar y salir disparados al chiringui-
to más cercano, a poder ser desde el que
NO se ve el barco, no sea que les apor-
te un quebradero de cabeza adicional.
En caso de que salte viento y un vecino
cuidadoso suba a su barco para filar más
cadena y evitar que su barco acabe en
las rocas, en cuanto lleguen al barco, si
se dan cuenta después de haber ingeri-
do descomunales cantidades de alcohol,
buscarán al culpable que les ha movido
el barco y amenazarán con denunciarlo.
A Carlos le ha pasado de todo. Cuan-
do el garreo ha sucedido de noche y ha
despertado a los ocupantes cuando su
ancla ya ha pillado una o dos anclas en
su indefectible dramático arado subma-
rino, Carlos ha saltado al auxiliar, y tras
horas de ardua tarea pasando bozas, des-
cruzando cadenas, filando aquí, largando
allá, no ha recibido un sencillo ¡Gracias!
de los patosos. ¿Para qué? Le han mirado
con cara de “bien chaval, has cumplido
con tu obligación”.
Error en la maniobra
de atraque
Suelen llegar decididos, a más velocidad
de la prudente, porque tienen prisa. No
han bebido suficiente en el fondeo. Ne-
¿Por qué se siguen cometiendo errores
que serían fácilmente subsanables?
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