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Pepe Ribes
y Ryan
Breymaier,
primeros
clasificados
pese a las
averías.
El
Neutroge-
na
, segundo
clasificado.
océanos
©
Vaal/Sea&Sea/OSM
PRIMERAS CONCLUSIONES
Tras las 3.720 millas de recorrido, puede decirse que
los diseños de Verdier siguen estando un escalón por
encima de sus rivales; que el
Safran
sigue siendo muy
rápido y que aguanta perfectamente el ritmo de otros
diseños algo más evolucionados del mismo arquitecto;
que los barcos de Farr han sabido adaptarse a los nue-
vos tiempos, y que su desventaja frente a los barcos
más modernos ha disminuido.
Cabe señalar que las averías limitaron el rendimien-
to del
Hugo Boss
, cuya tripulación tuvo que estar de-
masiado a menudo más pendiente del mantenimiento
que de la navegación, aunque esto también forma par-
te de las regatas.
En cuanto a las tripulaciones, la experiencia sigue
siendo un grado. El
Safran
se destacó del resto de la
flota cuando Guillemot hizo caso omiso de las previ-
siones meteorológicas: “La situación que teníamos no
coincidía con lo que nos estaban diciendo, por lo que
opté por una alternativa distinta a la que nos daba el
ordenador”, confesó el veterano regatista francés.
Los menos veteranos —Corbella y Marín— pagaron
caros sus errores de interpretación meteorológica en
la aproximación a las Azores, cuando quedaron defi-
nitivamente descolgados de sus rivales. A su llegada a
Barcelona los dos navegantes reconocieron que deben
mejorar sus conocimientos meteorológicos. Cabe seña-
lar en su descargo que, conscientes de que su barco era
el menos rápido de la flota, plantearon una navegación
más agresiva, en busca de opciones más arriesgadas
que les permitieran hacer frente a los demás.
EL ACCIDENTE DE GUILLEMOT
El gran dominador de la Nueva York-Barcelona, sin
embargo, se quedó sin recompensa: a las puertas de Gi-
braltar, cuando ceñía contra un levante de 35-40 nudos
y mar formada, Guillemot se rompió varias costillas que
obligaron al
Safran
a desviarse hacia Puerto Sherry para
desembarcar al patrón francés. “Había mucha mar, y de
repente en una ola muy grande el barco cabeceó, yo boté
con él, y cuando el barco aterrizó me golpeé el costado
con el tambor del enrollador. Por suerte Morgan vio lo
que sucedió y fue capaz de venir a ayudarme, porque yo
estaba literalmente doblado de dolor”.
©
B. Stichelbaut/Sea&Sea/OSM
Pepe Ribes, primer líder del
nuevo Imoca Ocean Masters World
Championship.
©
B. Stichelbaut//Sea&Sea/OSM