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Trucos
[crucero práctico]
Albert Puerto
Herramientas
Vida a bordo
S
eguramente habrá oído
en alguna ocasión que
el vino coge grado cuan-
do se bebe a nivel del
mar. No sé si esta afirma-
ción es cierta, ni si tiene una
base científica. Pero lo que sí les pue-
do asegurar es que el tinto bebido a
bordo tiene un sabor celestial.
La sabiduría popular marinera, esa
cultura transmitida por generaciones
en las tabernas portuarias actualmen-
te desparecidas, recomienda estibar
las botellas en la sentina. Esa zona del
barco mantiene unas condiciones de
Formas de
remolcar
E
sta es una herramienta que por se-
guridad siempre estará a bordo de
un velero. En el fatídico caso de que
se venga abajo el palo existen muchas
posibilidades de tener que cortar la
jarcia y enviar el palo al fondo para
evitar golpes y perforaciones en el cas-
co. Según sea la jarcia de cable o de va-
rilla, la cizalla variará en sus cuchillas.
Las cuchillas de una cizalla de cable
son rectas, mientras que las de una ci-
zalla para varilla rígida tienen ángulo.
La razón no es otra que la de atrapar
la varilla sin que resbale mientras se
procede a cortarla. La especificación
de la cizalla adecuada dependerá del
tipo de jarcia y del diámetro de ésta.
Las cizallas manuales permiten cortar
cualquier jarcia de veleros de pequeño
y mediano porte. Pero cuando se trata
de varillas en grandes unidades ya es
necesario contar con cizallas hidráuli-
cas o herramientas de corte por disco.
Las cizallas permiten cambiar las
cuchillas de corte, por lo que no se
dudará en sustituirlas cuando no se
puedan garantizar sus características
exigidas de corte. Y será muy
importante tener muy claro su
lugar de estiba, pues en caso de
necesidad su pronta utilización
puede marcar diferencias en el
resultado final del percance.
Normalmente cuando se rom-
pe un palo no lo hace a la altura de cu-
bierta, sino a la altura de alguna de las
crucetas. El tramo que se despren-
de siempre cae a sotavento, y casi
nunca sobre cubierta, sino que
queda apoyado en el costado y
sujeto por la cabullería que discurre
por el interior. Siempre se intentará
recuperar el palo depositándolo en
cubierta, pero para minimizar el ries-
go de que pueda perforar el casco, no
se dudará en cortar y enviarlo al fon-
do. Lo que sí hay que tener siempre
presente es de no arrancar el motor
hasta que toda la cabullería y la
jarcia estén a pique o a bordo,
pues sin palo el motor será casi
su único medio de locomoción, y
no debe arriesgarse a que cualquier
cabo quede atrapado en la hélice.
La imprescindible cizalla
humedad y temperatura muy buenas
para conservar el vino.
Tanto es así, que com-
pañeros míos han
abierto botellas en
nuestras antípodas,
meses después de es-
tibarlas, y me han
asegurado que no
solo se han conser-
vado, sino que han mejorado.
La mejor manera de empa-
quetarlas para que no vayan gol-
peando entre ellas es introduciéndolas
en calcetines viejos, una botella en
cada calcetín. Así se evitará que vayan
golpeando entre ellas, desaparecerá
el riesgo de rotura y desaparecerá el
sonido de cristal golpeando contra sí
mismo. ¡Salud!
C
uando los motores de un
barco se niegan a funcionar
solo existe la solución del re-
molque. El remolque abarloado
exige un mar llano, por lo que
sólo es aconsejable en aguas in-
teriores. Si el remolcador es una
neumática se podrá aguantar un
poco de oleaje aunque con el
riesgo de rayar la superficie del
casco. En el caso de remolque
abarloado el remolcador pone
la propulsión y el remolcado
el gobierno. El remolcador se
amarrará con largos y springs,
siendo decisivo el spring de proa
para obtener unos buenos resul-
tados, pues es el que transmite
la propulsión yendo avante.
El remolque tradicional se usa
en mar abierto, con oleaje, y en
largas distancias. El cabo de re-
molque será muy largo y flexi-
ble. Se deberá dar una distancia
tal que el cabo no salga del agua
con los tirones.
El barco remolcado montará
un cabo sujeto a cuantos más
puntos fijos y resistentes pue-
dan, afirmando a este cabo el
remolque. Si se trata de un vele-
ro, se pueden usar como puntos
fijos los winches de génova y el
palo, si es pasante. En los cam-
bios de dirección, que se harán
suavemente, el barco remolca-
do seguirá el radio de curvatu-
ra marcado por el remolcador,
nunca intentará acortar la cir-
cunferencia.
Seguridad
Estiba del vino
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