OCÉANOS
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El
Saint
Michel-Virbac
es el segundo
de los Imoca
con foils en
proyecto.
de sus expectativas, que apuntaban al podio. El retra-
so que sufrieron en el Mediterráneo y en la bajada del
Atlántico por diversas decisiones tácticas erróneas ha
sido una losa demasiado pesada de la que no se han so-
brepuesto. La avería de un timón, con la necesidad de
regresar sobre sus pasos para reparar en Nueva Zelanda,
fue un contratiempo que les ha impedido entrar en la
lucha por el cuarto puesto.
En favor de Riechers y Audigane hay que señalar su
extraordinario paso por el cabo de Hornos, en las condi-
ciones más duras que haya experimentado la Barcelona
World Race, quizá peores que las vividas hace cuatro
años como consecuencia del ciclón Atu.
Nandor Fa y Conrad Colman nunca fueron candida-
tos a los lugares de cabeza, pero tampoco se esperaba
que fueran el farolillo rojo, puesto que a priori parecía
reservado para Gelabert y Costa. Por una parte, su
Spirit
of Hungary
era nuevo, diseñado por el propio húngaro
y sin haber podido navegar las millas necesarias no ya
para ponerlo a punto, sino ni siquiera para comprobar
su fiabilidad. Sin embargo, hay que destacar su gran
contribución a la difusión de la regata, con multitud de
mensajes enviados a la organización, siempre con una
actitud muy positiva, en la línea que debe ampliar el se-
guimiento de estas regatas oceánicas en solitario o a dos.
EXPERIENCIAS POSITIVAS
Dos novedades ha planteado esta Barcelona World Race
en el mundo Imoca y las dos han supuesto un éxito tan
rotundo que todo apunta a que tendrán continuidad.
Por una parte, la colaboración de los regatistas con el
mundo científico en general y la UNESCO en particu-
lar, soltando balizas de investigación oceánica en benefi-
cio de la comunidad internacional.
Por otra parte, el cambio de las puertas de seguridad
por zonas de exclusión por hielo ha facilitado en gran
manera tanto las estrategias en el Gran Sur como el se-
guimiento de la regata por el gran público.
Frente a quienes critican que la zona de exclusión es-
taba demasiado al norte, cabe recordar que en una oca-
sión Gelabert y Costa desviaron su rumbo para evitar
acercarse a un iceberg detectado dentro del campo de
regatas.
Finalmente cabe señalar que la posibilidad de parar a
reparar —hecho que distingue claramente la BWR de
la Vendée Globe— sigue permitiendo que sean más los
barcos que completan el recorrido y añade interés a la
regata. En el momento de cerrar esta crónica, tan solo se
ha producido un retirado, algo insólito en las vueltas al
mundo en Imoca, que suelen registrar un índice de reti-
rados de entre el 25 y el 50%. Otra cosa es el alto precio
que supone una parada, que en esta BWR se cifra en un
mínimo de 800 millas perdidas.
K.C.
Altadill y
Muñoz han
confirmado
su valía, al
mantener
el segundo
puesto pese
a perder
varios días
para reparar
en Nueva
Zelanda.
©
Jorge Andreu/BWR 2014-15
dos grandes puntos débiles de estos barcos) no
será suficiente para igualar las prestaciones de
los distintos participantes.
La aparición de los foils hace prever nuevas
discusiones sobre la evolución de esta
clase open después de la próxima Vendée
Globe, lo que podría comportar nuevos
retrasos en la aprobación del próximo
reglamento, con el consiguiente
perjuicio para una
hipotética Barcelona
World Race 2018-19. A
estas alturas parece evidente
que el retraso en aprobar el actual
reglamento ha influido negativamente en la participación
en la vuelta al mundo a dos de este año: los equipos
estaban más preocupados
en analizar si les interesaba
más construir una unidad
nueva o adaptar alguna
ya existente de cara a
la Vendée Globe que en
participar en la BWR.
A ello se han unido tanto
la profunda crisis económica
como el escaso interés de la
mayor parte de patrocinadores
franceses en regatas no
francesas. La voluntad de la clase por
incrementar su internacionalización
–léase difusión fuera de Francia- sigue
siendo un reto ineludible.
K.C.
©
StMichel-Virbac Sailing Team