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[A BORDO]
Azimut 66 Fly
1.
La super-
estructura se
define por lí-
neas tendidas
y una silueta
tan deportiva
como ligera.
2.
Sin el uso
del carbono
no se lograría
un hard-top
y en un arco
de antenas
tan aéreos
como los que
consigue el
66 Fly.
3.
La proa
está ocupada
por una zona
de estar y
una enorme
superficie de
solárium.
4.
La cubierta
de popa
ofrece un es-
pacio de estar
perfectamen-
te cubierto
presidido
por una gran
mesa central.
5.
La
prolongación
del voladizo
convierte el
fly en una
verdadera
cubierta alta.
E
n Azimut, el uso de la fibra de carbono es ya
una constante. El astillero está invirtiendo
de forma sistemática en las aplicaciones de
este material, en toda la gama, desde el más
pequeño de sus modelos de 16 metros hasta el nuevo
barco almirante, el 35 metros Grande, que está ya cer-
ca de su botadura. Como lo será, en una u otra medida
en los seis nuevos yates —entre ellos el S7, el 27 MT y
el 35 MT, con siete y cuatro unidades respectivamente
ya vendidas— que se unirán a lo largo de 2017 a los
26 modelos actualmente en producción para comple-
tar una remarcable gama de 32 barcos diferentes.
El punto de arranque en este sentido, el uso del car-
bono, fue la inversión en el horno de curado de sus
instalaciones centrales en Avigliana (Turín), que han
posicionado a la marca como uno de los astilleros tec-
nológicamente punteros en el tablero mundial. Pudi-
mos verlo en anteriores unidades y ahora lo vemos en
este nuevo 66 presentado en el salón de Düsseldorf de
2016 del que se han vendido ya 44 en un año, y en el
que se ha usado carbono tanto en la construcción del
arco de antenas como en el techo rígido que cubre la
cubierta alta, parte de proa de la misma y en algunas
estructuras de la cubierta de proa. Nada nuevo ni es-
pecial en la casa, que domina, desde el punto de vista
de la ingeniería y la arquitectura naval, el uso de este
material: se trata de ganar rigidez y reducir entre un
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