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No se trata
solo de
navegar, sino
también de
pasarlo bien
en tierra.
océanos
El intercambio de experiencias y
la socialización, razones del éxito de
estas pruebas de altura.
L
a llegada de la Semana Santa marca el inicio
de la temporada. Cierto que en nuestro país
se puede navegar todo el año, pero la realidad
indica que en invierno la actividad náutica
baja considerablemente. La Ruta de la Sal y la Regata
Ophiusa, dos regatas de altura entre la Península y las
Baleares, se han convertido en dos citas masivas muy
populares no solo entre catalanes, alicantinos, mallor-
quines e ibicencos, sino entre navegantes de otras zonas
de España y también del extranjero, como lo prueba el
hecho de que en la Ruta de la Sal hayan participado bar-
cos de ocho países distintos. Y eso en una regata prácti-
camente de aficionados, lejos del glamour de famosos y
profesionales de la náutica.
Unos 1.700 navegantes, a bordo de más de 200 ve-
leros, navegan cada Jueves Santo rumbo a Ibiza y For-
mentera desde la costa Sur de Barcelona y desde Dénia.
Lo hacen por el simple placer de navegar. Unos luchan
por la victoria; la mayoría participa simplemente para
disfrutar de la mar en compañía de familiares y amigos,
rodeados por otros veleros como ellos. Con el aliciente,
en la mayoría de los casos, de unos días de asueto en
unos lugares maravillosos –tanto Ibiza como Formente-
ra lo son- y la perspectiva de una travesía de regreso al
puerto de origen más relajada.
Ganas de navegar
El mar balear no es un mar sencillo para navegar a vela.
En verano suelen dominar las calmas, pero a principios
de primavera pueden soplar vientos a veces fuertes —la
tramontana y el mistral aún pueden ser dañinos en el
canal entre la Península y Mallorca— y frecuentes cam-
bios de regímenes que obligan a más de una maniobra.
Si hay suerte, los vientos llegan de popa o, al menos, de
aleta o del través; y si no hay tanta suerte, toca ceñir a
rabiar, cosa siempre incómoda para un barco de cruce-
ro, sobre todo si tiene que enfrentarse a una mar corta,
como sucede en el Mediterráneo.
Pero nada de todo eso es inconveniente para quienes
tienen ganas de navegar. Y eso es de lo que se trata. Por
algo la Ruta de la Sal es la regata de altura con más par-
ticipantes del Mare Nostrum.
“Este año la regata fue una maravilla”. Lo dice alguien
que sabe de qué habla: Manuel Guasch ha corrido no
menos de 18 o 19 Rutas de la Sal (él ya ha perdido la
cuenta) y sabe lo que es ganar. Semanas después, sigue
recordando aquella noche especialmente bonita: una
©
@Alfred Farré
©
@Alfred Farré
Ruta de la Sal 2013.
Ruta de la Sal 2013.
Ophiusa 2013.
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