[CULTURA MARÍTIMA]
Escale a Sète
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7.
Interior de
la réplica fiel
de la fragata
rusa
Shtandart,
construida por
Pedro el Grande
en 1703 para
defender San
Petersburgo.
Le Marité
y el ruso
Shtandart
. En
representación de Barcelona, nave-
garon hasta Sète el queche
Ciutat de
Badalona
y el
Rafael
, y se organizó
también un
village catalàn
que mos-
tró acontecimientos y actividades
vinculadas a la cultura catalana.
Hay que notar que la flota cata-
lana de ambos lados de los Pirineos
cuenta con una veintena de repre-
sentantes, asiduos a los eventos de
vela tradicional entre los cuales el
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L’Enclose, el
recinto al aire
libre donde
envejecen las
barricas.
Noilly Prat
produce cuatro
variedades
únicas de
vermouth.
O
tro de los lugares donde merece la pena
detenerse en el entorno de Sète, es en las
bodegas Noilly Prat, en la pequeña población
costera de Marseillan. Fundada en 1813, la bodega
Noilly Prat fue la primera en crear un vermouth
seco, muy diferente al italiano, el único conocido
hasta entonces. Visitar las bodegas es un viaje al
pasado y un placer para los sentidos: no solo pueden
catarse las diferentes variedades que producen
y experimentar con las decenas de combinados
que pueden prepararse de la mano de su maestra
coctelera, sino empaparse de los cientos de aromas
de su almacén de especias o pasear entre las
innumerables barricas de roble que envejecen 12
meses al aire libre en l’Enclose impregnándose del
sol, el aire marino, la lluvia y el mistral que sopla
de tierra. La base del Noilly Prat son las variedades
de uva locales como Pique-poul y Clairette, que tras
estos 12 meses de envejecimiento se mezclan con
las mistelas procedentes exclusivamente de Valencia
y con diversas combinaciones de no menos de 20
hierbas y especias, en fórmulas secretas que se
transmiten de generación en generación. Este proceso
es lo que convierte a este vermouth en el mejor de
Francia y uno de los más renombrados del mundo. Y,
por supuesto, el mejor para degustar con ostras.
Noilly Prat
El vermouth envejecido por
la naturaleza
San Ramon
, el
Farigola
de Calella de
Palafrugell, el
Menjavent
de Badalo-
na, el
Mestralo
de l’Ametlla de Mar,
el
Quinocio
de Cambrils, el
Notre-
Dame
de la Consolation de Argelès,
el
Barcares
, el AA de Banyuls de la
Merenda, el sardinal de Colliure
Rigorigo
, el
Belle Ange
de Saint Ci-
prià, la goleta de pesca construida
en 1956 en Argelia
Jolie Biche
, o el
encantador
Capità Rovira.
De hecho, todas las culturas me-
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