Revista Náutica y Yates 25 - page 148

[CHÁRTER ]
Preparando un chárter
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V
eamos, de entrada y solo
orientativamente, un pre-
cio medio para un velero
de 40 pies (12 metros) en tempo-
rada alta con tres camarotes y dos
baños, lo que significa una capaci-
dad para seis personas. Una semana
le va a costar unos 3.900 euros, más
unos 100 euros de limpieza final.
Esto incluiría el IVA y el seguro del
barco. Dividimos y nos sale a unos
600 euros por cabeza, o lo que es lo
mismo unos 100 euros al día. Hay
que añadir a esto el combustible
(muy poco en el caso de un velero),
el patrón que suele suponer entre
120 y 150 euros al día –unos 1.000
a la semana—y el precio del ama-
rre y las tasas de los puertos donde
pernoctemos. Todo a repartir entre
seis. El resto, a gusto de la tripu-
lación.
A partir de aquí haga sus cálcu-
los. A mayor eslora, mayor precio,
pero también más a repartir. Si al-
quilamos un catamarán, el importe
de base del alquiler se incrementará
en unos 1.000 euros para la misma
eslora, y puede llegará fácilmente
a los 6.500 euros si su capacidad
permite que pernocten 10 personas.
Es una opción a considerar, ya que
el espacio es mayor, tanto dentro
como en cubierta, el barco se mueve
menos y la velocidad a vela es tam-
bién mayor a igual eslora que un
monocasco. Es también más estable
en fondeo y más desahogado cuan-
do circulamos por cubierta y por el
interior, ofreciendo un plus de inti-
midad en las cabinas, ya que están
ubicadas en los cascos. El inconve-
niente son los precios del amarre, ya
que por su manga ocupa dos plazas
en puerto y no todos, en pleno vera-
no, pueden ofrecerlas.
Sumándolo todo, estaremos a la
altura de lo que nos costaría diaria-
mente un buen hotel. Y decimos
1.
El relax de una
buena zambullida
después de la
navegación.
2.
La bañera
constituye el
centro del relax.
En la foto, la de un
Dehler 38.
“buen hotel”, ya que para ser com-
parable nuestra habitación debería
tener vistas al horizonte, terraza
privada, comedor al aire libre, so-
lárium, piscina de agua salada, una
neumática en la puerta, cocina…y
la capacidad de cambiar el paisaje
cada día.
LO BÁSICO:
VENCER LA APRENSIÓN
A quien no ha navegado o lo ha he-
cho solo ocasionalmente, el mar le
impone mucho respeto. No debe
preocuparse. Al patrón responsable
de la seguridad del pasaje y del bar-
co, le causa mucho más. Por tanto,
un buen patrón se asegurará de pro-
poner la navegación más placentera
para la tripulación, la más segura,
y la que pueda dejar un mejor re-
cuerdo.
Su obligación como tripulante
solo es una: hacerle caso a ciegas.
No quiera ser más meteorólogo que
el hombre del tiempo: el mar tiene
su propia meteo. Lo que vemos en
puerto puede ser muy diferente a lo
que hay más allá de la bocana, y es
el patrón quien lo interpretará. Y lo
mismo fondeados en una cala.
Los costes de una semana a bordo de un velero
vienen a ser similares a los de un buen hotel.
©
JNico Krauss/Dehler 46
©
Dehler Yachtbaw
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