Conrad
Colman llegó
a la meta con
aparejo de
fortuna y las
provisiones
agotadas.
Conrad
La mayoría hubiera dicho “hasta aquí hemos lle-
gado” y se hubiera refugiado en Lisboa, que estaba
cerca. Pero Colman no es de esa pasta. Este velero y
rigger profesional no estaba dispuesto a dejarse ven-
cer por la adversidad. Dos días tardó en levantar un
aparejo de fortuna y volver a izar velas. La borrasca
primero y las calmas después lo dejaron clavado al sur
del cabo de Finisterre durante varios días, mientras
se acababan las provisiones, incluso las de emergen-
cia que hay en la balsa salvavidas. Pese a todas esas
adversidades, este neozelandés logró acabar y entró
como el gran héroe de esta octava edición de la Ven-
dée Globe. Su nombre figurará ya siempre al lado del
mítico Yves Parlier, que en 1992 se refugió en Nueva
Zelanda para reconstruir su mástil mientras se ali-
mentaba de moluscos, antes de regresar en honor de
multitudes a Les Sables d’Olonne.
P
rimero dejó su país y después cambió de traba-
jo para hacer posible su sueño: correr la Vendée
Globe. Diez años más tarde, no solo ha cum-
plido ese objetivo y ahora no solo es el primer nave-
gante que completa el recorrido sin consumir una sola
gota de gasoil, sino que se ha convertido en uno de los
grandes mitos de esa regata.
Conrad Colman compartía con Dídac Costa, Alan
Roura y Sébastien Destremau el dudoso privilegio de
participar en la Vendée Globe con uno de los presu-
puestos más bajos. Por si esto no bastara, se empeñó
en completar la Vendée sin combustible fósil, en un
intento de conseguir lo que Bubi Sansó estuvo a punto
de lograr hace cuatro años. Y lo consiguió, tras superar
un incendio a bordo, la rotura del estay en una tor-
menta de 70 nudos y finalmente la caída del mástil, a
unas 700 millas de la llegada.
Kiku Cusí
¿Rendirse? ¡Jamás! ¿Bajar los brazos? ¡Ni soñarlo! Es el abecé de los héroes de la Vendée Globe, esos locos
de la navegación que se enfrentan al más duro de todos los retos oceánicos: dar la vuelta al mundo en
solitario sin escalas ni asistencia. Esta regata es mucho más que una competición por la victoria. Su épica
llega sobre todo de la mano de quienes viven y comparten una aventura sin igual.
Vendée Globe
©
Olivier Blanchet/DPPI
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Los últimos héroes
