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OCÉANOS
Un reto inaudito: cuatro maxitrimaranes contra el mítico
Queen Mary II
en
una travesía del Atlántico de Este a Oeste para conmemorar el centenario del
desembarco norteamericano de 1917.
Los maxitrimaranes no pueden
batir al gran transatlántico
E
l reto de los 118 MW de potencia de los motores y
los 345 metros de eslora del QM2 frente a los trima-
ranes Ultime de 30 metros prácticamente no existió.
Solo hubo unas horas con un viento de 20 nudos del través
que les permitió lanzarse a más de 30.
Macif
fue el primero,
seguido por
Idec Sport, Sodebo
y
Actual
.
La regata en sí tuvo relativamente poca historia: el
Macif
de François Gabart es, hoy por hoy, el Ultime más rápido.
Joyon y sus hombres (con Alex Pella entre ellos) en el
Idec
Sport
fueron los únicos que pudieron plantarle cara al
Macif
,
que ha ganado las tres transatlánticas en que ha interveni-
do, la Jacques Vabre de 2015, The Transat 2016 y ahora
The Bridge.
Tanto Gabart como Joyon intentaron poner a punto sus
máquinas para sus próximos grandes retos: el récord de la
vuelta al mundo en solitario, en poder de Thomas Coville
y
Sodebo.
Sin embargo, las condiciones de The Bridge no
tenían nada que ver con las que se enfrentarán alrededor
del planeta.
Sí eran buenas las condiciones que encontró Joyon de re-
greso a Europa, que le permitieron no solo batir al QM2
(que hizo la travesía al mismo tiempo), sino además rebajar
el récord del Atlántico en solitario, que ostentaba él mismo
desde 2013 y que ha dejado en 5 días, 2 horas y 7 minutos.
The Bridge
es una
iniciativa
novedosa
para atraer
a un público
numeroso,
aunque solo
sea por lo
inaudito del
reto.
The Bridge
E
l optimismo ha invadido la organización de
la BWR. Olvidada su condición de vuelta al
mundo sin escalas, apuesta ahora a fondo por
una parada obligatoria en Sydney y la posibilidad
de cambiar de copatrón en la ciudad australiana.
Con estos nuevos mimbres y la aprobación
por fin de las ventajas fiscales para la regata,
la Fundació Navegació Oceànica Barcelona
(FNOB) ha establecido contactos con buena
parte de los navegantes de la clase Imoca, que
están encantados con no tener que renunciar
a la Ruta del Ron —transatlántica en solitario
imprescindible para los solitarios franceses—
para llegar a tiempo a la salida de la BWR.
Con las reglas de la clase definidas para los
próximos cuatro años (lo que no sucedió en
los preparativos de la anterior edición) y la
mayoría de patrones cerrando su programa y
sus patrocinios hasta 2020-21, la BWR entra
por fin en las previsiones de la mayor parte
de los equipos: en unos casos, para participar
como patrones; en otros, para ir de copatrones
mientras construyen o reforman sus barcos; y
en algunos, como primer paso de entrada en
la clase, o como ayuda a la financiación del
proyecto. En los últimos meses a la clase se
han incorporado nuevos patrones que quieren
aprovechar la BWR para foguearse antes de
lanzarse a la Vendée Globe, el Santo Grial de la
navegación oceánica en solitario.
De hecho, ya puede darse por segura la
participación de los patrones que forman parte
del consejo de administración de la Imoca,
según se puso de manifiesto en su reciente
reunión en Barcelona: Alex Thomson (cuyo
equipo podría incluso incorporar un segundo
barco), Paul Meilhat, Conrad Colman y Tanguy
de Lamotte (este ya no tiene barco, ahora en
manos de la británica Sam Davies, pero ha
expresado su deseo de correr al menos una de
las dos etapas como copatrón). A ellos puede
añadirse al menos el alemán Boris Herrmann,
que ha comprado el
Gitana
de Sébastien Josse
y cuyo jefe de equipo es el flamante presidente
de la Imoca, Antoine Mermod. Reunir una
docena de barcos en la línea de salida no es
una quimera.
K. C.
La Imoca apuesta
por la Barcelona
World Race
©
Thierry Martinez