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VI Puig Vela Clàssica
REGATAS
Q
ue me perdone Eduardo
Mendoza por la licencia de
plagiarle el título, pero era ine-
vitable. Y es que Barcelona volvió a
mostrar durante tres calurosos días de
julio su capacidad de convertirse en
referente de la vela internacional en un
momento nada propicio para los even-
tos de ninguna clase. Pese a ello, y he
aquí el prodigio, la ciudad lo hizo. Y
digo ciudad de la misma manera que
podría decir sociedad civil, empresa o
municipalidad: la Puig Vela Clàssica
es el reflejo de una voluntad. En pri-
mer lugar la de una empresa de origen
familiar convertida en multinacional
de referencia, en éxito de gestión. En
segundo, de un club, el Náutico de
Barcelona, no solo con tradición sino
con una especial sensibilidad hacia
eventos que ponen en valor el patri-
monio deportivo e histórico. Y en ter-
cer lugar un ayuntamiento receptivo,
aún en tiempos de restricciones, que
sabe dar cobijo e impulso a todo aque-
Moonbeam III, Yanira, Avel y
Peter vencen y emocionan
Más de 700 regatistas y 50 veleros
clásicos y de época pintaron de tradición
marítima el litoral urbano.
1.
La gran
proyección
internacional
de la Puig
Vela Clàssica
la consolida
como
referente del
calendario de
regatas del
Mediterráneo.
G. de Soler
©
MartinezStudio.es
La vela clásica en la Ciudad de los Prodigios
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