océanos
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El
Atyla
ofrece vivir una
aventura a bordo,
compartiendo la vida
con el resto de la
tripulación.
Proyecto
Atyla
A
toda vela alrededor de Europa”. Con este
eslogan, Ricardo de la Serna, el alma del
Atyla
, intenta vender una experiencia, una
aventura. Esta aventura consiste en soltar
amarras en un barco clásico de 31 metros
de eslora, aprender a navegar —desde las
maniobras básicas a hacer guardias—, des-
cubrir el mar y apreciar la vida compartida a
bordo. Así podría resumirse la filosofía del
Atyla
, un barco clásico botado hace 30 años
pero que desde esta primavera se propone
una nueva etapa: alternará navegaciones por
el Mediterráneo, el mar Negro y la Europa
atlántica, participando de paso en diversas
regatas de barcos clásicos. Con una tripula-
ción profesional de seis personas, dispone
de espacio para 20 pasajeros durante las
travesías.
“Ofrecemos un curso de formación, en
el que la seguridad es lo más importante.
Hacemos incluso un simulacro para que la
gente tome conciencia de ello. Se enseña a
los participantes a poner las velas y acaban
llevando ellos el barco, bajo la supervisión,
claro está, de la tripulación profesional”,
explica De la Serna.
El
Atyla
fue concebido para dar la vuelta al
mundo siguiendo la ruta de Juan Sebastián
Elcano. Construido en madera —las piezas
se fabricaron en Soria, pero se ensamblaron
en unos astilleros de Lekeito, donde fue
botado hace 30 años— el barco se ha dedi-
cado durante estas tres décadas al turismo,
sea como chárter o como buque insignia de
Cantabria.
De la Serna toma ahora un nuevo rumbo.
Sin abandonar la posibilidad de eventos
corporativos con hasta 80 invitados, quiere
poner el énfasis en las travesías y en la parti-
cipación en las regatas de veleros clásicos y
buques escuela, las Tall Ships que tanta fuer-
za están tomando los últimos años.
K.C.
A toda vela
alrededor de
Europa
y la norteamericana NOAA (National
Oceanographic and Atmospheric Admi-
nistration).
Turismo en Nueva Zelanda y
Patagonia
Siguiendo la combinación de navegación
y turismo, habrá dos paradas algo más
largas: la primera en Wellington (Nueva
Zelanda), a fin de que las familias de los
participantes puedan celebrar juntas la
Navidad, y la segunda en Ushuaia, a fin
de que los navegantes puedan conocer más
a fondo la Patagonia durante el verano
austral. Las etapas serán las siguientes:
Puerto de salida (en el Atlántico francés)
– Arrecife (Lanzarote); Arrecife—Río
de Janeiro; Río de Janeiro—Ciudad del
Cabo; Ciudad del Cabo—Fremantle;
Fremantle—Melbourne; Melbourne—
Wellington; Wellington —Ushuaia;
Ushuaia—Mar del Plata; Mar del Pla-
ta—Salvador de Bahía; Salvador de Ba-
hía —Horta (Azores); Horta—Puerto de
salida.
K.C.
Francis Joyon. Tras esperar en vano durante
meses una buena ventana meteorológica,
el patrón del
Sodebo
decidió lanzarse a la
aventura sin estar seguro de sus posibili-
dades, consciente de que no podía esperar
más si quería probar suerte durante este
verano austral.
El tiempo le sonrió durante la primera
parte del recorrido —llegó al Ecuador en
menos de siete días—, pero sus posibili-
dades de éxito se esfumaron cuando se vio
frenado primero por el anticiclón de Santa
Helena y después cuando una zona de cal-
mas le iba a obligar a descender muy al sur.
Los programas de previsión indicaban
que a la altura de Buena Esperanza su
retraso respecto de Joyon sería de 1.600
millas, lo que equivale a unos tres días de
navegación. Demasiado retraso cuando se
intenta batir un récord de 57 días. Ante sus
nulas posibilidades de éxito, Coville dio
media vuelta y renunció a batir el récord
este año.
K.C.
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