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Gahinet-
Meilhat ganan
la Transat
AG2R entre
Concarneau i
Saint-Barth.
©
Jean Marie Liot/TransatAG2R
©
Diego Yriarte
L
a Transat AG2R (Concarneau-Saint Barth en Figaro
2) ha servido para que los jóvenes se impusieran a
los grandes nombres de la navegación oceánica. Los
Desjoyeaux, Le Cam, Jourdain y De Pavant han tenido que
rendirse ante regatistas menos famosos que han copado los
puestos de podio y, en algunos casos, los relegaron casi al
final de la flota. Si bien Gwenolé Gahinet no es un perfecto
desconocido –ganó la Mini-Transat de 2011 en barcos de se-
rie- nadie se esperaba que con Paul Meilhat se impusiera a
toda la flota en la que era su primera transatlántica a bordo de
un Figaro 2. Si hemos de creer en las explicaciones del dúo,
el éxito fue consecuencia de seguir forzando su
Safran-Guy
Cotten
más allá de lo que la mayoría consideraría razonable:
“Cuanto más viento hay, más forzamos las velas, más escora-
mos y más miedo da, ¡pero es cuando más rápidos vamos, y
más cazamos! Pasamos dos noches, cerca de Cabo Verde, en
los que la botavara estaba casi todo el rato en el agua”.
La regata se escindió en dos grandes grupos al paso por las
Canarias. La mayoría de los viejos rockeros –Le Cam, De Pa-
vant y Desjoyeaux - optó por la ruta Norte, primando el aho-
rro de millas navegadas. En menos de dos días se comprobó
que su apuesta era la perdedora: quienes se dirigieron hacia
el Sur encontraron los alisios antes de lo pronosticado y se
lanzaron a una planeada casi sin fin de más de 2.000 millas,
hasta la línea de llegada en Saint-Barth.
Dos palos rotos
De hecho, el barco que más millas navegó, el que más al Sur
llegó, fue el que más puestos recuperó desde el paso por las
Canarias: el
30 Corsaires
, de Alexia Barrier y Laurent Pelle-
cuer, que acabó tercero, detrás del
Skipper Macif,
de Fabien
Delahaye - Yoann Richomme, y tan solo 87 segundos delan-
te de
La Cornuaille
, de Roland Jourdain y Martin Le Pape.
K.C
Transat AG2R
La Sailtilica hace escala en San Vicente
L
a localidad cántabra de San Vicente de la
Barquera vivió de primera mano durante
unos días el ambiente de una regata oceánica
internacional, la Sailtilica 2014. Casi 40 barcos de
al menos 8,50 de eslora participaron en esta com-
petición amateur, de dos etapas: Pornichet-San
Vicente y San Vicente-Pornichet, de 236 millas
cada una a través del golfo de Vizcaya. El Pogo
40
Canhabaque
se adjudicó las dos etapas, y por
tanto también la general. El segundo clasificado y
vencedor en la categoría de solitarios fue Stépha-
ne Bodin, quien aseguró que en la segunda etapa
solo había dormido 20 minutos durante las más
de 36 horas de travesía. Pese a que la crisis tam-
bién afecta a la náutica francesa, es evidente que
nuestros vecinos del norte tienen más arraigada
la afición a la vela y a la navegación de altura. El
año pasado, esta popular regata se corrió entre
Pornichet y Fowey (Gran Bretaña).
S
eis travesías, 24 regatas
inshore
, dos flotas
de monotipos, una con tripulaciones profe-
sionales y otra con amateurs, y la probabilidad de
que haya un equipo español. Estas son, en pocas
palabras, las previsiones del Tour de Francia a
Vela, que zarpará el 4 de julio en Dunquerque y
acabará el 27 de julio en Niza, tras pasar dos días
(17 y 18 de julio) en Roses.
Esta localidad de la Costa Brava no será solo el
punto de salida de la primera etapa mediterránea,
sino que, como ya sucedió el año pasado, en su
bahía se correrán varias regatas cortas y en tierra
se montará un village participativo. Estas activida-
des son uno de los secretos de la creciente popu-
laridad del Tour entre el gran público francés.
océanos
La juventud se
impone a los viejos rockeros
Roses repite como ciudad etapa del
Tour de Francia
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