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con tan solo 20 nudos de viento.
Pero no solo los barcos con
foils
sufren más que los que
no llevan esos apéndices; sus patrones han reconocido que
la vida a bordo es mucho más dura y el ruido es insufri-
ble, hasta el punto de que Jérémie Béyou se ha pasado
buena parte del verano luchando para cambiar la frecuen-
cia del ruido para hacerlo más soportable.
Frente a ellos, los imocas clásicos, de la generación 2012
y anteriores. Algunos con patrones consagrados que, como
mínimo, tienen aspiraciones de subir al podio. El objetivo
de la mayoría, sin embargo, es conseguir regresar a Les Sa-
bles d’Olonne tras dar la vuelta al planeta. Que no es moco
de pavo pues, como ha recordado todo un veterano como
Alex Thomson, “acabar es en sí mismo un triunfo”.
Los favoritos son, sin duda, la mayoría de los grandes
nombres de la Imoca: desde Armel Le Cléac’h (segundo
en las dos últimas ediciones de la Vendée) y Alex Thom-
son a Jérémie Beyou (con el único barco del 2012 equi-
pado con foils) pasando por Sébastien Josse y Jean-Pierre
Dick. Frente a todos esos equipos con
foils,
dos grandes
regatistas con barcos de orza: Vincent Riou y Yann Eliès,
además de los recién llegados a la clase Imoca Morgan
Lagravière (con
foils
) y Paul Meilhat.
EL ESPÍRITU FUNDACIONAL
Sería una sorpresa que el podio no quedara reservado a tres
de esos nueve patrones. Los otros 20 garantizan que la Ven-
dée Globe no pierda su espíritu fundacional, que no es otro
que el de navegantes solitarios que se lanzan a una aventura
sin igual de descubrimiento y superación personales por
los más inhóspitos océanos del mundo.
Como ya sucediera en la pasada Barcelona World Race,
las puertas de hielo han sido sustituidas por una zona de
exclusión alrededor de la Antártida que la dirección de
regata podrá modificar en función de la información de
Vincent Riou,
a bordo
del
PRB
,
es uno de
los grandes
favoritos en
barcos con
orza.
OCÉANOS
H
ace dos años, Dídac Costa quedó subyugado por
la magia del océano Austral. Ahora se dispone a
volver a aquellos parajes míticos, esta vez en solitario,
a bordo del mismo
One Planet One Ocean
, el histórico
Kingfisher
de Ellen McArthur.
- ¿Por qué corre la Vendée Globe?
Porque me gusta navegar en solitario, durante la última
Barcelona World Race me gustó mucho navegar por el
Sur y porque me gusta mucho navegar en Imoca, que
son barcos muy bonitos. La Vendée Globe es la suma de
todo esto.
- ¿Correr la Vendée es un sueño de niño?
La Vendée la sigo quizás desde antes de que la corriera
José Luis de Ugarte. Más que un sueño, era una cosa
muy lejana; pero siempre la he seguido.
- ¿Cuáles son los principales retos de esta vuelta al
mundo en solitario, sin escalas ni asistencia?
Sobre todo, hacerla en solitario. La otra parte ya la
conozco, porque la hice en la Barcelona World Race. El
reto ahora es hacerlo en solitario y sin posibilidad de
parar.
- ¿Hay mucha diferencia entre hacerla solo o a dos,
que muchas veces se convierte en una navegación en
solitario con un compañero que descansa?
Sí, sobre todo en un barco que es muy grande. Las
maniobras se complican mucho, porque en solitario no
puedes estar en dos sitios a la vez; por ejemplo, cuando
uno sube al palo y el otro está en la caña, o cuando
tienes que arreglar algo dentro y comprobar fuera que
Dídac Costa.
“En Imoca en solitario las
maniobras se complican”
Entrevista con Dídac Costa
©
B.Stichelbaut
©
Sergio Patricio
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B.Stichelbaut