OCÉANOS
Alex Pella se
relajó como
patrón en la
XIII Copa del
Rey de Barcos
de Época de
Mahón con
sus amigos
a bordo del
Sparkman &
Stephens de
1975
Galvana
,
tras su
experiencia
a bordo del
Musandam.
D
omingo 17 de julio, Atlántico Norte, 02h
de la madrugada, a unas 200 millas al sur de
Terranova, cerca del paso de la marca SE de
la zona de restricción a la navegación por presencia de
hielo.
El viento sopla del SW, unos 20/22 nudos estable, la
altura de la ola es de unos 2 metros, nuestro rumbo es
105º. Vamos con mayor entera, foque 2 a modo de trin-
queta y genaker. El barco va a unos 30 nudos de veloci-
dad. Luna llena y poca visibilidad por la espesa niebla.
La temperatura del aire es de unos 15ºC y la del agua
unos 7ºC. Fahad, mi compañero de guardia me pasa la
caña, él pasa a la posición de trimmer.
Como acabo de coger la caña, navego bajo, sin apretar,
a 145º del viento para ir tomando mis referencias. Esto
son condiciones normales tanto por la zona en la que nos
encontramos en esta época del año, como por las propias
prestaciones del barco. De repente, clavamos una ola
tanto con el patín de sotavento, como con el casco cen-
tral. El barco se levanta por popa y se queda a la vertical.
Salgo despedido al vacío a una altura de unos 18 me-
tros sobre el nivel del mar.
En el vuelo, noto un tirón en la pierna derecha y me
quedo colgado al revés, imagino que por el cabo del ca-
rro de la mayor, a unos 15 metros de altura.
Se parte el palo y caigo al mar con el barco encima. Se
me hincha el chaleco salvavidas y quedo atrapado debajo
de la red, bajo el agua, a unos 10-15 centímetros de la
superficie. No puedo respirar.
Voy a cortar la red, hecho mano a la navaja que tengo
en el bolsillo del pantalón de agua ¡y no está!
Hago presión en la red hacia arriba, ni se mueve.
Vuelvo a chequear la navaja, ¡pero no está!
No sé dónde me encuentro respecto al barco, no veo
nada, no sé qué me rodea, si velas, cabos…
Por el estrés y la temperatura del agua me quedo sin
aire. Hay que tomar una decisión, tengo que salir, ¿pero
hacia dónde? Decido, no sé si por intuición, salir hacia
mi derecha. Voy a tacto por la red. Se acaba la red, noto
la cubierta. ¡Solo espero que no sea el casco central! ¡Sal-
go expulsado a la superficie!
¡Respiro, estoy a salvo!
Estoy al lado del flotador
de estribor, entre el foil y el
timón. Sigo respirando hon-
do, vomito agua de mar. Me
agarro a un trozo de sable
que me une al barco.”
A partir de aquí, la tripu-
lación del
Musandam Oman
Sail
fue rescatada por un
petrolero. De vuelta a tierra,
Alex Pella suspira por vol-
ver a navegar.
Alex Pella vuelca
en el Atlántico Norte
Alex Pella acaba de vivir en propia piel una de las peores experiencias que puede imaginar un navegante
oceánico: volcar a bordo de un gran trimarán, salir despedido al agua y quedar atrapado debajo del barco.
He aquí cómo el catalán ha explicado su experiencia, casi al inicio de la transatlántica Quebec–Saint Malo, a
bordo del 70 pies
Musandam Oman Sail.
Kiku Cusí
181
Transat Quebec-St Malo
©
Mark Lloyd/Musandam Oman Sail
©
Nico Martinez