Reparar la neumática
[MANTENIMIENTO]
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produciendo, en un plazo más o me-
nos largo, filtraciones y porosidades
como consecuencia de la pérdida de
estanqueidad. Si el exceso de calor
se reduce a una sola zona de solda-
dura, la avería se subsana situando
un parche del tamaño adecuado, pe-
ro si es generalizada, la reparación
es inviable, pues su coste superaría
el precio de una embarcación nue-
va. Parecida situación se daría en el
caso del neopreno, pues si el lijado
previo al encolado fue excesivo, el
material presentará porosidad. En-
tonces tocará cambiar los flotadores,
pero se aprovecha el casco, el mobi-
liario de cubierta, etc. Lo cual sue-
le ser más rentable que comprar un
barco completo nuevo.
AVERÍAS POR EL USO
Existen averías habituales debidas
al propio uso de la embarcación o
a un mantenimiento poco cuida-
doso. Los roces continuados sobre
puntos concretos son un problema
habitual. Se producen, por ejem-
plo, cuando bañistas y buzos suben
y bajan de la embarcación siempre
por el mismo sitio, o cuando los tri-
pulantes suben y bajan de la em-
barcación al pantalán pisando siem-
pre sobre la misma superficie; con
frecuencia los fabricantes ya colo-
can refuerzos en esos puntos. El ro-
ce del casco por las varadas en pla-
ya sería el ejemplo más típico, pero
también la exposición continuada
al sol con la embarcación inflada al
máximo, por ejemplo. Esta es una
patología muy frecuente cuando el
usuario infla la embarcación hasta
las presiones recomendadas y sale a
navegar en condiciones óptimas pe-
ro, llegado al lugar deseado, saca la
embarcación del agua y la deja so-
bre la arena de la playa, a pleno sol,
durante un tiempo excesivamente
prolongado sin tomar otras precau-
ciones, como taparla o remojarla.
El efecto inmediato es la dilatación
del aire interior por efecto del ca-
lor y el aumento de la presión en el
interior del neumático, que puede
llegar a reventar por cualquier pun-
to, con mucha más facilidad si hay
una costura delicada o alguna zona
desgastada. La manera de evitar es-
to es bajar la presión al sacar la lan-
cha del agua y volver a la presión
de funcionamiento normal
antes de zarpar de nuevo,
aunque sea molesto te-
ner que darle a la bom-
ba de inflado.
Este problema se
suscita en menor me-
dida cuando la embar-
cación permanece en el
agua, pues el agua actúa co-
mo refrigerante y no permite al-
canzar el mismo nivel de tempera-
tura que sobre la arena de la playa.
La presión es muy fácil de contro-
lar con un pequeño manómetro
de bolsillo, disponible en comer-
cios especializados, pero asegúrese
siempre de fijarse que está utilizan-
do las unidades de medida adecua-
das, tales como kilos por centíme-
tro cuadrado (kg/cm2), bars, libras
por pulgadas cuadrada (psi), etc...
Algunos infladores de pie llevan el
manómetro incorporado.
Algunos fabricantes rotulan la
presión máxima junto a cada una de
las válvulas, pero no todas las vál-
vulas de un mismo modelo deben
ir a la misma presión. Por ejemplo
los flotadores pueden ir a 0,24 bar,
mientras que un suelo hinchable
puede ir a 0,80 bar. Un inflador de
mano permite llegar con facilidad a
esa presión en los flotadores, pero el
ejercicio físico será importante para
inflar el suelo a 0,80 bar. Vaya, al
fin y al cabo se trata de náutica “de-
portiva”, ¿no?
Las pequeñas aberturas acciden-
tales entre costuras deben ser repa-
radas cuanto antes para evitar que
aumenten de tamaño y también pa-
ra evitar que ocasionen daños en
otros lugares, como por ejemplo en
el interior. Averías que no parece-
rán tener relación entre sí se deben
a no haber reparado a tiempo una
pequeña avería inicial. Esto suce-
de, por ejemplo, cuando se produce
una entrada de agua o arena por un
corte o fisura en la proa de la lan-
cha, y el “intruso” se desplaza por
el interior del flotador, o del piso,
o entre cualquier unión entre dos
superficies y se estanca en la popa,
Los bañistas y,
sobre todo, los
buceadores,
suelen subir
y bajar de la
embarcación
siempre por el
mismo lugar,
que es donde
se produce
el mayor
desgaste.
Las uniones de los flotadores con el
fondo y el espejo de popa son los
puntos donde primero puede surgir el
deterioro.
A menudo hay que abrir una abertura
mayor para poder encolar la zona
afectada.
La presión
máxima de las
válvulas puede
estar indicada
en distintas
unidades de
medida, para
que sea fácil de
comprobar con
un manómetro.
Un manómetro
es muy
barato y evita
problemas.
Si la embarcación se deja a pleno
sol, hay que mojarla o taparla.