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Españoles en la Mini-Transat La Boulangère
Felices de haber llegado
como en el Mediterráneo”, confiesa. La canaria prota-
gonizó uno de los momentos más destacados de solida-
ridad de esta regata. En medio del Atlántico, oyó a una
rival que había roto los herrajes de un timón y se había
quedado sin piezas de recambio. Guemes no dudó en
acudir en su ayuda y pasarle sus propios recambios, en
una operación complicada que la retuvo 10 horas.
Lo peor fueron las consecuencias, porque a partir de
entonces estuvo lejos de su grupo y más preocupada
por romper y no poder reparar: “Mi gran miedo era no
llegar; por esto muchas veces aflojaba, pero después me
entraba el ansia y ponía el spi grande”.
Marta ya ha vendido su barco y ahora tiene más sue-
ños que planes. Y puestos a soñar, ¿por qué no en la
BWR? “Me encantaría”, confiesa.
Marc Miró no sueña con la BWR, pero sí con seguir
navegando, a ser posible en barcos más grandes y más
competitivos. Porque el tarraconense zarpó con el bar-
co de serie más antiguo de la flota, mucho más lento
que sus rivales. De su experiencia se queda con lo que
ha aprendido y con su impresión sobre “la grandeza
del mar y de la travesía, que significa el esfuerzo que
necesitas para llevar a cabo este reto; no es tanto por las
millas como por creerte lo que estás haciendo”.
Miró ha echado en falta entrenar en el Atlántico,
L
os seis españoles en la última Mini-Transat han
conseguido cruzar la línea de llegada en Mar-
tinica. Zarparon con objetivos distintos. Para
unos se trataba de vivir su primera gran aventura oceá-
nica; otros ya sabían qué era la Mini-Transat. Aunque
lejos de los puestos de cabeza, todos están encantados
con su experiencia y algunos ya sueñan con repetirla.
“Lo mejor, haber llegado, la aventura que vives y
la gente que has conocido. Y desconectar del trabajo;
estos últimos meses he visto muchos muertos y mucha
miseria en el mar, y esta mar no me gusta; la regata
ha sido reencontrarme con el mar que me gusta”. Así
habla Guillermo Cañardo, médico de urgencias que
colabora con la ONG Proactiva Open Arms, dedicada
a salvar refugiados en el Mediterráneo.
En su segunda Mini-Transat, como la vez anterior,
ha conseguido su primer objetivo: acabar. “Lo que te
da más respeto es romper y no poder continuar; la se-
gunda vez eres más consciente de los riesgos, y además
iba con un barco más viejo y menos preparado”.
SUEÑOS Y PLANES
Mejor preparada iba Marta Guemes, afincada en Fran-
cia y que los últimos meses había entrenado en La Ro-
chelle: “Allí en una regata hay 70 barcos y no cinco
Kiku Cusí
Para
Guillermo
Cañardo,
esta era la
segunda
Mini-Transat.
El objetivo:
acabarla.
Marc Miró
zarpó con
el barco de
serie más
antiguo de la
flota: el único
Pogo 1.
Marta
Guelmes,
primera
española
clasificada
en la que era
su primera
Mini.
©
Marc Miró
©
C. Breschi/Mini Transat La Boulangère